A vosotros, jóvenes argentinos !!!

Del Coronel (FAF) Pierre Clostermann, héroe francés de la Segunda Guerra Mundial, a los pilotos argentinos: 

 

"A vosotros, jóvenes argentinos compañeros pilotos de combate quisiera expresaros toda mi admiración. A la electrónica más perfeccionada, a los misiles antiaéreos, a los objetivos más peligrosos que existen, es decir los buques, hicistes frente con éxito. A pesar de las condiciones atmosféricas más terribles que puedan encontrarse en el planeta, con una reserva de apenas pocos minutos de combustible en los tanques de nafta, al límite extremo de vuestros aparatos, habéis partido en medio de la tempestad en vuestros "Mirage", vuestros "Etendard", vuestros "A-4", vuestros "Pucará" con escarapelas azules y blancas. A pesar de los dispositivos de defensa antiaérea y del los SAM de buques de guerra poderosos, alertados con mucha anticipación por los "AWACS" y los satélites norteamericanos, habéis arremetido sin vacilar. 

 

Nunca en la historia de las guerras desde 1914, tuvieron aviadores que afrontar una conjunción tan terrorífica de obstáculos mortales, ni aun los de la RAF sobre Londres en 1940 o los de la Luftwaffe en 1945. 

 

Vuestro valor ha deslumbrado no sólo al pueblo argentino sino que somos muchos los que en el mundo estamos orgullosos que seáis nuestros hermanos pilotos. 

     A los padres y a las madres, a los hermanos y a las hermanas, a las esposas y a los hijos de los pilotos argentinos que fueron a la muerte con el coraje más fantástico y más asombroso, les digo que ellos honran a la Argentina y al mundo latino. 

 

La verdad vale únicamente por la sangre derramada,y el mundo cree solamente en las causas cuyos testigos se hacen matar por ella."

 

Eran sólo unos centenares pero llevaron sobre sus hombros el último peso de esta guerra, no menos cruenta por no estar declarada. Parece, sin embargo, no haberles importado la muerte de sus camaradas o la posibilidad de perder la suya en la próxima salida. Pocas veces se ha visto tanta gallardía ante la vida, tanta responsabilidad ante la muerte, tanta consideración ante los propios, tanta audacia ante lo ajeno. Actuaron en condiciones extremas con el objetivo a 500 kilómetros y el combustible justo para estar sobre él tres o cuatro minutos y regresar. Un ojo puesto en el blanco, el otro, en la aguja del depósito, olvidándose de los misiles que llegaban de todas partes: de los barcos, de los aparatos enemigos, de las baterías de tierra. La mayoría de sus reactores no tenían radar "todo tiempo", lo que les obligaba a actuar de día, dejar las nubes o esquivar la niebla. Otros como los Super Etendard, tenían que ser repostados en vuelos, por ser tan corto su radio de acción. No importaba, como aquel príncipe de Gracián que suplía la cortedad de su espada dando un paso más adelante, ellos bajaban un poco más hasta rozar las antenas de las fragatas inglesas, aunque eso significó consumir más combustible. Lo hacían una y otra vez, como si fueran meros ejercicios. Como si no se jugaran la vida - con bastantes posibilidades de perderla - en cada misión. En máquinas revisadas por los mecánicos a la carrera. Tras ser recargadas de bombas, cohetes y combustible. Con el tiempo justo de echar una cabezada, tomarse un café, examinar las siluetas de los navíos enemigos que aún quedan. Y salir de nuevo. Sin alardes, sin hablar siquiera. Dejando a los ingleses la cuenta de los derribos y de los impactos. Ellos se limitaron a protagonizarlos. Sin aspavientos ni petulancia. Como si fuera la cosa más natural del mundo. No está de moda en nuestros días el panegírico de las glorias militares y no estoy nada seguro que esta crónica lo sea; es la calidad humana de los pilotos argentinos lo que inspiró. En un mundo como el nuestro, donde la norma es exigir pero no dar, el ejemplo de estos aviadores, dándolo todo sin pedir nada, ni siquiera un aplauso, es de tal sobria elegancia que deslumbra en su lucidez. La mente moderna necesita hacer un esfuerzo para abarcarlos y aun así no lo consiguen. No dieron la vida, naturalmente, por la Junta. Ni siquiera la dieron -cree uno- por conceptos abstractos, como el honor o la patria. La dieron por algo muy concreto, muy precioso. por su comunidad, que les había encomendado su defensa, y en último término, por algo tan simple como el cumplimiento del deber. Individuos así ennoblecen toda especie. En este caso particular nos ennoblecen sobre todo a los hispanos, a los latinos, a quienes tan mal nos va en los últimos tiempos. Con qué dolor y orgullo lee uno esos dobles apellidos españoles e italianos, casi de lápidas antiguas!. No sé si el sacrificio de estos pilotos devolverá las Malvinas a su país. Pero sé otra cosa, tal vez más importante, porque las Malvinas tarde o temprano, y el mundo gira hoy muy rápido, serán argentinas. Sé que cuando en adelante se imagine uno al argentino, ya no pensará en el gaucho típico, en el engominado cantante de tangos o en la presidente de revista. Pensará en esos pilotos que han sabido morir por saber por qué vivían, privilegio hoy al alcance de muy pocos. Es lugar común decir que Argentina ha sido bendecida por todos los dones del Cielo y de la Tierra. Pero sobre todo, ahora lo vemos, por sus hijos que se hicieron aviadores.- José María Carrascal- Diario ABC Madrid -30 de mayo de 1983.

"A fines de los años 50, un niño soñaba con ser piloto, y volar hacia las islas Malvinas y luchar por esas tierras de ser necesario. A comienzos de los años 80, ese niño se había convertido en uno de los pilotos argentinos que entraba en combate por primera vez en su historia, descubriendo muy pronto que, para enfrentar a un enemigo de un poder tecnológico enorme, sólo contaban con su destreza y su coraje sin igual, porque no disponían de ningún medio técnico. En ese lejano lugar del Atlántico Sur, en el que las distancias siempre son desmesuradas y el clima terrible, esos hombres escribieron una de las páginas más heroicas de la historia de la aviación mundial. En nuestro mundo occidental, en el cual la cobardía compite con la estupidez, el heroísmo de los aviadores argentinos es como un faro luminoso. Rindo homenaje a esos pilotos. Para mí, ellos ganaron la batalla aeronaval contra la poderosa flota inglesa. Para mí, que soy latino, eso fue un orgullo."

Pierre Clostermann, octubre de 1982

 

..."En combate desigual,fusiles y puños en lo alto como armas,sólo el corazón como escudo".

     Cap.de Navio ARA Santa Fe Gustavo Domingo Krasser


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